jueves, 6 de mayo de 2010

La historia oficial que aprendemos en la escuela dirá que la América española cansada del yugo español y con ínfulas de liberación a la metrópolis opresiva se levanta un día de mayo de 1810 y realiza una revolución de carácter independentista. Cansados y sofocados se levantan en aras del libre comercio que el imperio español no otorgaba. A pesar de las concesiones que se habían realizado, como permitir por ejemplo a partir de las reformas borbónicas el comercio dentro del propio territorio de las colonias. Lo que no podrá explicar esta historia oficial es porque existen estos movimientos revolucionarios en 1810 y la declaración de la independencia se redacta recién 6 años mas tarde.
La realidad de los procesos independentistas marcan que la América española no se levanta en 1810 contra España. Que la revolución es de carácter democrática y no antiespañola. Se reconoce a Fernando VII como el defensor de una Hispanoamérica liberal, en términos políticos. No económicos. Mientras España se encuentra invadida por Francia y Fernando preso se realizan las juntas de Cádiz y de Sevilla que reconocen todavía Fernando VII
Durante el periodo que se encuentra entre 1810 y 1816 no se encuentra literatura que hable de la independencia de América Latina ni contra España. La revolución de la América Española solo adquirirá carácter independentista a partir de la libertad de Fernando VII que traicionando todos los ideales libertarios quiere recomponer una España monárquica.
Todos sabemos que uno de los grandes generales de las campañas independentistas fue formado en España. Inclusive formo parte del ejército español. ¿Cómo se explica entonces que quien hubiera sido formado en España, a quien burlaban por su acento español, termine batallando contra la misma, en búsqueda de la independencia de los países del cono sur? Si bien la historia oficial tendrá sobre su regreso a América en 1812 una tesis de tipo Jack London afirmando que escucha el llamado de la selva. Pareciera mas certera la explicación que se da a partir de las ideas liberales que la propia España con Fernando VII a la cabeza impulsaban. Cuando estas son traicionadas a partir de querer volver a instalar una monarquía es el propio San Martin quien se ve tentado a pelear por las misma ideas que defendía en España pero esta vez en América Latina.
La tardía declaración de la independencia, la falta de literatura que hable de la misma y generales españoles que terminan batallando por la revolución democrática en Sudamérica son elementos probatorios sobre la falsedad de una revolución independentista de carácter antiespañol en 1810.
¿Porque entonces la historia oficial tiene una interpretación independentista y antiespañola de los movimientos de 1810? España hacia tiempo que había iniciado su decadencia y Gran Bretaña surgía como la gran potencia económica a nivel mundial. Algunos sectores americanos comerciaban a través del contrabando hacia ya tiempo con este nuevo imperio que estaba surgiendo a pesar de las prohibiciones impuestas por España. Abrevar a la tesis de una revolución antiespañola en pos de un libre comercio es la puerta de entrada del imperio ingles. De esta manera se le otorga sustento ideológico a la alianza entre el Gran Bretaña y las elites criollas aliadas, fomentando la instauración del regimen oligárquico. De un proyecto y modelo de país agroexportador “La reivindicación del comercio libre, a la que falsa y absurdamente se ha atribuido el motivo económico de la revolución, se reduce, pues, a la de comercio indiscriminado con Inglaterra en desmedro de las industrias nacionales y el futuro desarrollo burgués. Esto podría beneficiar a algunos comerciantes y ganaderos, pero no al pueblo hispanoamericano en su conjunto” (escribirá Jose Hernandez). Es la tesis de la historia oficial la que tiene carácter económica, y es la de dar sustento ideológico o formar parte de la colonización pedagógica como diría Jauretche, y no la revolución de mayo en si misma que contiene un profundo carácter democrático con ideas liberales, en lo político, que venían en parte de la propia España y de muchos generales de la independencia.
En este BICENTENARIO de la patria los intereses oligárquicos siguen vigentes. La historiografía oficial asociada a intereses foráneos desvirtúa el carácter libertario de aquellos hombres de Mayo mancomunándolos con intereses extranjeros. La Argentina y América Latina en su conjunto se debaten entre dos modelos. Uno de desarrollo industrial local. Agroexportador el otro. A 200 años del surgimiento de los movimientos “independentistas” se hace necesario sentar las bases de un modelo de desarrollo propio desenmascarando aquellos procesos que con intereses creados desvirtúan la historia intentado someternos desde nuestro nacimiento como nación al yugo de intereses ajenos al de los pueblos latinoamericanos.

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