miércoles, 17 de febrero de 2010

Asignación Universal

La argentina, al igual que en el resto de America Latina, luego de la ultima y mas cruenta dictadura militar del año 1976 encuentra una economía altamente extranjerizada con una industria en retroceso, una profunda crisis de la balanza comercial etc. En la década del ochenta poco se pudo, se quiso o se supo hacer con estas diferentes variables que afectaban la economía y mas específicamente la vida cotidiana de la gente. El profundo nivel de deuda externa que habían dejado las dictaduras latinoamericanas culminó con emisión de moneda y la hiperinflación como en el caso de la argentina durante el gobierno de Raúl Alfonsín. La década del noventa tuvo un discurso hegemónico en la región. La justificación de los cambios estaba dada en la ineficiencia y la corrupción de los estados nacionales. En todos los casos las dictaduras militares habían generado un alto nivel de endeudamiento público. La debilidad del gobierno radical a finales de los 80 sentó las bases para el argumento neoliberal. El estado corrupto e ineficiente había que achicarlo. En realidad detrás del “achicamiento” del estado se esconde que lo que hace en verdad es cambiar de funciones, pero no achicarse. Lo que ocurrió en realidad entre 1990 y 1999 fue el aumento del gasto publico, de casi el 60% en moneda constante, y esto se debe a que si bien existió la venta de activos públicos con la correspondiente transferencia de personal en realidad lo que se hizo fue una muda de funciones que queda demostrado en el progresivo aumento de los planteles burocráticos en las aéreas de defensa y seguridad interior. La no intervención de estado es en definitiva intervenir a favor de los mas poderosos. La propuesta teórica del neoliberalismo, en la Argentina durante el gobierno de Carlos Menem, era la afirmación de que el mercado era quien mejor asignaba los recursos. El estado entonces no debía intervenir en la economía porque generaba distorsiones. La consecuencia práctica fue la enorme cantidad de desocupados en todo el país. Aumento de las tasas de pobreza, indigencia y desocupación. Enormes cantidades de personas excluidas. Cierre de muchas fabricas y aumento de la precarización en el trabajo de aquellos que aun lo conservaban. La inversión de capital paso de inversiones productivas a especulativas. Fue un proceso de valorización financiera. En la tensión permanente que existe entre el capital y el trabajo, el estado durante la década del 90 se definió en favor del capital.
Muchas conquistas sociales del conjunto del pueblo argentino adquieren entonces una lógica de mercado. Aquello que era un derecho se convierte en mercancía (Educación, Salud, Sistema Previsional etc.)
La enorme cantidad de excluidos creados por las políticas económicas, de flexibilización laboral, etc, generaban nuevas formas de gestión de la pobreza, nuevas formas de intervención social en un mundo cada vez mas creciente de pobres. El ataque a la pobreza es a través de la focopolítica o políticas focalizadas. Este tratamiento de la pobreza es la identificación de los mas pobres entre los pobres, la detección de los grupos mas vulnerables. De esta manera se legitima una economía dual. Una “economía social” o “economía para pobres” -Que permita solamente la reproducción de la vida a niveles mínimos biológicos por medio de actividades poco productivas - y una “economía mercantilizada” o “formal” en la que participan aquellos que no han sido castigados por las políticas económicas y laborales de neoliberalismo imperante en la década del 90. La lectura de entonces era que la pobreza no era producto de un proceso historico, sino que estaba vinculada a actitudes mentales y de conducta. La pobreza recaía en culpabilidades endógenas de los menos beneficiados y se excluía los factores exógenos, o sea al efecto negativo que causaban los ajustes macroeconómicos implementados durante la década del 90. De esta manera se plantea entonces una reducción en la asistencia social bajo la excusa de eficientizar los recursos. Detectar los mas pobres entre los pobres y hacia ello enfocar las políticas sociales implica “que los recursos lleguen a quien están dirigidos”. Las políticas sociales durante la década del 90 o sea las políticas focalizadas no buscan incorporar a los sujetos a una vida plena, sino solamente que pretenden que no se siga degradando. No constituyen derechos sino que son parte de un tutelaje por parte del estado.
A partir del año 2003 se dan en diversos ámbitos algunas disrupciones con las características macroeconómicas de la Argentina de la década anterior la ruptura de la paridad con el dólar rompe con los altos niveles de endeudamiento requeridos para sostener el modelo, la quita mas extraordinaria de deuda publica que afectaban las cuentas fiscales (75%). El desendeudamiento con el fondo monetario internacional que permite recuperar la autonomía en cuanto a las decisiones y el rumbo que debe tomar la economía local sin consejos que solo generaron pobreza, exclusión, desindustrializacion, etc.
Diversas decisiones políticas y económicas que se enmarcan claramente en un modelo distinto a la década precedente: Superávit primario, superávit comercial, política de desendeudamiento, etc dan lugar a un nuevo modelote desarrollo en la argentina que permiten la reapertura de fábricas, baja de la pobreza, de la indigencia, mayor estabilidad laboral, etc.
Estas disrupciones en materia económica se dan nuevamente en el marco de las políticas sociales. Recuperando la mejor tradición del Peronismo histórico. Se recupera el sentido del derecho por sobre el de la mercantilización. Por decreto presidencial Cristina Fernández otorga el beneficio universal de 180 pesos por hijo para aquellos que aun se encuentren por fuera del mercado laboral. Haciendo, así, extensible un beneficio que perciben aquellos trabajadores en relación de dependencia. De esta manera se da un giro de 180 grados en materia de políticas sociales. Ya no se trata de de encontrar a los mas pobres entre los pobres. Pero lo más importante es que se retira el carácter endógeno de la pobreza. Se quita la carga de la culpabilidad sobre los sectores más vulnerables y se asume desde el estado la necesidad reparación histórica. Así como la educación y la salud, y conquistas laborales tuvieron carácter universal durante la presidencia de Juan Domingo Perón, este decreto recupera los mejores elementos del peronismo que avanzan en sentido de subsanar los dispositivos de inequidad social que aun persisten en la Argentina.

Por esto y por mucho más. GRACIAS CRISTINA



Emiliano Valentino

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